
Los militaristas velan las armas y los guerreros de salón lanzan ridículas soflamas intentando incendiar el bosque.
Del poemario de FAUSTO
¡¡¡NO A LA GUERRA!!!
No es necesario que la luna
se cubra de sangre,
no es necesario que las estrellas
caigan sobre la tierra,
no es necesario llegar al final del camino
para ver en el horizonte la tragedia.
He visto la cara del miedo,
he visto la angustia en los ojos
y el hambre mordiendo los tripas
en el campo de Marte.
No existe futuro para los desesperados
hay un torbellino de fuego
que lo engulle todo:
el amor y el odio,
un agujero negro en el paraíso.
Seguimos echando leña a la hoguera
hemos echado también las sillas
donde solíamos sentarnos para hablar.
Ya no queda nada que nos arraigue,
sólo queda un solar con los refugiados.
El Olympo está confundido,
las divinidades guardan silencio,
el eco de los que gritan
ha llegado a lo más alto,
no hay espacio para los muertos.
Y cuando llamen las trompetas
para la batalla final
quizá no tengamos ya
intereses que defender,
enemigos que derrotar.
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