
¿Quién os salvará de vosotros mismos?
Armas y más armas,
guerras y mas guerras,
como si estuvierais dentro de un videojuego.
Se admite legítima defensa,
pero la guerra es un fracaso de la civilización,
ahí tenéis las consecuencias:
ríos de sangre en las trincheras
ríos de refugiados en las fronteras.
Los buitres huelen la carne de cañón
y sus alas planean al albur de la guerra.
Armas y más armas,
guerras y mas guerras,
habrá buenos dividendos.
¿Quién tiró la primera piedra?
Es lo de siempre:
“ojo por ojo, diente por diente”,
es un ciclo perverso,
incapaces de salir del laberinto,
hay tantos muros…
Quizá hay demasiados odios enquistados,
demasiadas fobias tiene la baraja,
las cartas están echadas,
no es tiempo para el pacifismo.
El ruido de la metralla lo ocupa todo:
patrias y fronteras,
dioses y banderas,
no hay lugar para la paz.
Armas y más armas,
guerras y más guerras,
habrá buenos dividendos,
el mercado lo regula todo.
¡Consumid, malditos!
Es la guerra.
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