Carencias invertidas son heridas

Un poema de Isabel del Estal

No te quise, pero te quise.

A mí no me han querido;

o al revés, me han querido demasiado.

Nunca se sabe lo que intuye la gente

y los demás prejuicios que te pueden llegar a pasar.

Por eso, aléjate de esos que

nada más te dan preocupaciones

y acércate a esos que te dan satisfacciones.

Porque eso es lo que te llevas en esta vida

inteligente de cuerpo y mente,

que si no la oscilas para donde tiene valor,

ese valor se desvanece y queda integrado en la nada,

como esos montículos de nieve

que se han quedado en las aceras de Madrid,

amontonados y a veces negros,

como si fueran de negro carbón.

¡Qué temporales!

Pasan también en nuestra vida:

tan grandes…, que algunos no los ven solo pasar

o cómo se desvanecen,

sino que de ellos aprenden.

En cambio, otros no,

se quedan pegados a sus sentimientos y no avanzan,

solo para hacer daño.

Y por su egoísmo y prosapia siguen haciéndolo durante años

hasta hundir el barco en el que estamos anclados.

Eso es la vida.

Isabel del Estal

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