
Me tienen presa
Me tienen presa por un cauce de rotas armas.
Me cogieron, arrancaron de mi tierra
me cogieron, me desnudaron y maniataron,
me cogieron, me cortaron el pelo y me quitaron mi comida,
me cogieron, me robaron el alma,
me cogieron, me violaron, laceraron, maniataron.
Todavía siento el amargo gusto de la sangre del violador
sobre mi cuerpo,
sobre mi cuerpo de niña rota.
A veces, le recuerdo y me vuelvo loca,
a veces, le recuerdo y quiero matar.
No derramaré la sangre del inocente,
no derramaré mi sangre…,
pero ellos lo vieron y no hicieron nada.
Las verdades del corazón son únicas,
las verdades del corazón son ciertas.
Me cogieron,
me cogieron por la rota cintura y me dieron de comer,
me cogieron,
me cogieron de la mano y me llevaron a una casa.
El profeta lo vio todo,
me guio en mi camino.
Me cogieron,
me cogieron de la mano y me dieron una cama
y una manta;
después, tuve que marchar,
siempre, con el agradecimiento en mi corazón,
me salvaron de mis violadores
y no les olvido.
A los captores, solo les debo el dolor de mi recuerdo,
y ni siquiera eso…, ni el dolor;
solo el recuerdo dorado por una sombra de amor.
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