L A T I D O S

Publicamos estos versos de la poeta Silvia Borrego, asidua en este blog, cuyo profundo calado humanista te hace sentir los latidos del alma.

Si mi nombre

El ilustre silencio silente de la sinfonía arbórea,

que no hay pruebas de su latido

pero suena su latido en la memoria.

Hay días y días para ser gigantes,

para morir en paz ante una lucha que no tiene par.
Te he visto latiendo en la sangre,

en el azulado río que suena,

como el trébol engaña su cuerpo…

a la nada y a la tierra,
que habla y que llora sus antiguas lágrimas devotas,
que da la vida y mata,

que es el poder

y el giro que impertérrito no pasa lo pasado,

y mata y mata y mata.
No puedo yo, silente a gritos en esta poesía, silenciar nada.
Que la vida, mi querido amigo, mata,

que nos vamos en cada suspiro…

que aquí está todo y no hay nada.
Y, si he de decir algo más,

es que tu sola presencia es, mi buen amigo del alma,

como el vuelo, como el ala,
bella y triste y alegre,

y por mi corazón preciada.
Que la vida no nos regale,

que seamos libres, en el trabajo y el descanso…

y cada uno, como dijo un antiguo, en su bella casa.
Silvia Borrego

A mi apreciado amigo Faustino.

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